viernes, 26 de enero de 2007

El valor de la conversación

Con el correr de los años uno va aprendiendo a conocer a la pareja. Y algo que he descubierto en Lili es que disfruta de una buena conversación. Sí, de esa actividad que vamos dejando al lado por escuchar música con los audífonos –dizque para no molestar a los demás– o simplemente por ver el programa favorito de televisión.

Liliana, escuchándome atentamente.
Yo dejé que la televisión ganará. Me di cuenta que era mucho el tiempo que me sentaba frente a la caja boba y que desperdiciaba frente a sus imáganes; así que decidí que algo debía hacer. Ahora cuando estoy con Lili trato de que los momentos que paso con ella sea lo que los gringos llaman quality time, es decir, tiempo de calidad. Un momento bien llevado, bien aprovechado, bien usado, pues el tiempo que perdemos nunca lo recuperaremos.

Estoy seguro que ahora que he caido en la cuenta del valor que posee la simple acción de comunicarse con la pareja –conversando sobre lo que somos y lo que hacemos en esta vida– nuestra relación va a mejorar aún más. Ese es mi primer paso.

El segundo, con seguridad, será escoger mejor mis temas de conversación. Por lo pronto, he podido apreciar signos –su gesto en la foto es una señal– que hablar sobre lo que me pasa en la oficina no es una de sus temas favoritos.

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