sábado, 12 de noviembre de 2011

11.11.11

Es sábado 12 y el mundo no se ha acabado, de nuevo. No recuerdo cuántos pero estoy seguro que en estos últimos años se han multiplicado los agoreros que afirmaban que el mundo se iba a terminar en tal o cual fecha. Afortunadamente, todos han fallado.

Sin embargo, lo que más me sorprende es que le hayamos dado tanta cabida y tanta atención a estas supuestas profecías. Los canales de televisión, diarios, revistas e incluso las redes sociales se movieron alrededor de este tema de la misma manera en que lo hicieron el año 2000, el año 1900, y sabe Dios en que otras tantas fechas.

El fin del mundo no se produjo y probablemente no se producirá sino hasta dentro de unos miles de años, cuando el Sol, siguiendo su natural ciclo de vida, se agrande tanto que termine engullendo a nuestro planeta. Pero ello, con seguridad, no lo veremos nosotros.

Entonces, ¿por qué tanta preocupación por el fin del mundo?

Hay gente que vive de esto. Todos ya sabemos quiénes son: ‘astrólogos, videntes, brujos y brujas’, y un largo etcétera; quienes además han recibido la entusiasta colaboración de algunos medios que han llenado sus espacios con estas noticias catastróficas.

La verdad, creo yo, es que el fin del mundo es un evento particular para cada uno de nosotros.

No debemos esperar ese evento cataclísmico que vemos en las películas de Hollywood sino el natural curso de nuestras vidas para presenciar el fin de nuestro mundo. Nuestra muerte es el fin de nuestros días, es el evento al que no podemos escapar y que le ocurre, por igual, al pobre y al rico, al africano y al asiático, al joven y al viejo. Ese es el fin del mundo.

¿Para qué entonces preocuparse de que un meteorito o asteroide destruya el planeta? El fin del mundo puede llegarnos bajo la forma de un conductor ebrio, de una grave enfermedad o de un asaltante. Y, por supuesto, el fin de nuestro mundo nos puede llegar por el simple hecho del propio envejecimiento.

Estos fines del mundo son más certeros y más directos que cualquiera de las formulas numerológicas que hayas escogido para explicar porque ayer (11.11.11) no pasó nada.

Debemos, entonces, prepararnos para nuestros particulares fines del mundo. No sabemos cuándo llegarán ni cómo se desarrollarán, pero sí sabemos que nos llegarán a todos.

sábado, 29 de octubre de 2011

Sangre, sudor y lágrimas

Durante la Segunda Guerra Mundial Inglaterra fue inmisericordemente bombardeada por la hasta entonces invencible fuerza aérea alemana. El objetivo de los nazis era minar la moral de los ingleses y destruir al gobierno del único país que detenía su avance en Europa Occidental. En medio de los edificios en llamas Winston Churchill, el primer ministro británico de entonces, soltó la famosa frase para describir lo que podían esperar los ingleses de su gobierno en el futuro cercano: “sólo les prometo sangre, sudor y lágrimas”.

Algo similar le ha ocurrido a la prensa peruana. Ella nos ha prometido regalarnos cantidades generosas de estos fluidos corporales a través de sus realities, de sus noticieros y de sus portadas en los quioscos; el caso de Ciro Castillo no ha sido sino el pico más elevado en el cumplimiento de esta promesa.

Este estado de las cosas, sin embargo, no se logró sólo a partir del esfuerzo de los medios; nosotros colaboramos aceptando una complicidad que se hizo tangible en el incremento de los tirajes y los ratings. Fuimos nosotros los que consumimos con gran entusiasmo cada espacio que nos detallara –en medio de los mensajes de los anunciantes– el infortunio de este hombre.

¿Qué fue primero? ¿Este tipo de noticias o nuestro deseo de verlas?

Con seguridad soy de aquellos que no comprenden cómo los medios y las personas se han involucrado en esta relación ‘simbiótica’ de morbo-información. Tampoco entiendo por qué los noticieros de una hora de duración pueden llegar a dedicar casi el 60% de su tiempo a la crónica del atropellado, del muerto en un asalto, o del famoso encontrado ebrio en la calle.

Me es igualmente incomprensible el motivo por el que los realities buscan hacer que algún famoso baile, o quede encerrado en una casa llena de cámaras esperando a que se desnude o suelte una palabrota contra otro famoso.

Aunque quizás la respuesta es muy sencilla: es lo que le gusta a la gente.

Realmente, ¿es eso lo que nos gusta?

Recuerdo a una persona que me decía que no le agradaba para nada “Trampolín a la Fama”, allá en los años 80; sin embargo, no se perdía ningún sábado en la noche la emisión del programa.

Me pregunto cuántos de nosotros hacemos lo mismo. Cuántos de nosotros criticamos pero seguimos consumiendo ese tipo de contenido.

Creo que debemos ser consistentes con lo que predicamos. Si no nos gusta –por considerarlo inapropiado– debemos dejar de consumir estos contenidos, a menos, claro, que nuestro discurso sea tan solo un montón de palabras para quedar bien con el círculo de amigos.

A diferencia de los años 80 –cuando había solo tres canales y unos pocos diarios– ahora tenemos una enorme cantidad de posibilidades de contenido. Ahora tengo la posibilidad de consumir sólo aquello que me interesa –y en verdad son tantas las cosas que me han dejado de interesar en la televisión y en los diarios locales.

Esta decisión, por ejemplo, me hizo desistir de ver la mayor parte de los programas de los fines de semana porque ya sabía que la noticia sería nuevamente Ciro.

Ciro fue una constante que me hizo ver que el amor de un padre puede mover montañas pero, lamentablemente, también fue una oportunidad para ver hasta donde se podía llegar con tal de vender más noticias.

Espero que ahora que ya fue enterrado Ciro descanse en paz, y que su familia retome su vida. Todos debemos hacerlo.

sábado, 13 de agosto de 2011

Quiero Matar a mi jefe


No se dejen guiar por el encabezamiento. Como le dije a un amigo que también se sorprendió por la frase éste no es más que el título de una peli que fui a ver el miércoles pasado con mi delgada. El original se llama Terrible Bosses y es una comedia que tiene por historia el común deseo de tres amigos de deshacerse de sus respectivos superiores.

La película me gustó. Es una de esas clásicas producciones destinada a la gente de mediana edad que se siente identificada con las situaciones de los personajes. Y, ciertamente, cuando no se apela al amor –comedia romántica– se puede apelar al odio, como hicieron en este caso. Claro, ayuda mucho que la peli ofrezca ganchos muy efectivos como el de la jefa acosadora sexual que nos permiten ver a Jennifer Aniston como seguramente más de uno la habrá fantaseado.

La película me recuerda mucho a “Qué pasó ayer” (Hangover) ya que es la historia de tres hombres a mediados de sus treintas y principios de sus cuarentas que tienen que soportar a tres jefes insoportables. ¿La solución? No soportarlos más, matarlos. Y es ahí donde se desatan las situaciones más cómicas.

El elenco está lleno de figuras. Destacan Donald Sutherland en un breve papel como el buen y adorable padre del drogo-mujeriego-jefe Colin Farrell, Jennifer Aniston, y Kevin Spacey como los otros dos jefes insoportables; y Jason Bateman, Charlie Day y Jason Sudeikis, como los sufridos empleados de la película.

Intervienen también otros conocidos como Jamie Foxx como Dean ‘MF’ Jones –ya se imaginarán lo que significan las letras MF; e Ioan Gruffudd, ¿saben quién es? El Señor Fantástico, de Los Cuatro Fantásticos.

Sin duda, una de las escenas más memorables es la de uno de estos desafortunados subalternos que no soporta más los desplantes e injusticias de su jefe y, lleno de ira, lo arrastra por la oficina frente a sus compañeros y lo lanza por la ventana del edificio, para beneplácito de sus colegas; y de algunos espectadores en el cine, diría también.

Es una comedia entretenida como lo fue Hangover y bastante recomendable para aquellos que no quieren mucho a su jefe.


viernes, 29 de julio de 2011

Feliz 28 de Julio



Llegaron las Fiestas Patrias, y con ellas todo el espectáculo que implica, además, un cambio de mando. Alan se fue, entra Ollanta. Alan no quiso pasar por el Congreso, dizque para evitar el bochorno que le podrían haber hecho los nuevos parlamentarios; mientras que Ollanta inaugura un nuevo estilo presidencial al casi no despegarse para nada de su primera dama, Nadine.

Humala dirige su primer mensaje al PaísPero hoy 29, podemos decir que el gobierno de Humala comienza con una buena dosis de ají. Al jurar por 'el espíritu' de la Constitución del 79 Ollanta generó la piconería de toda la bancada fujimorista, especialmente de la congresista Marta Chavez, que no paró de gritar durante buena parte de la ceremonia, para delicia, sin duda, de nuestros invitados extranjeros, incluída su majestad, el Príncipe Felipe de Borbón.

Sinceramente, me dio roche. ¿Es que no se puede 'lavar los trapitos sucios en casa'? ¿Era necesaria esa provocación sabiendo cómo iban a reaccionar Marta Chávez y compañía frente a los invitados? Creo que se pudo haber tenido un mejor momento para realizar ese tipo de actos.

Pero bueno, ya se hizo y creo que hay que seguir adelante, y no detenernos en esos argumentos, también innecesarios, que señalan la invalidez de la juremantación de Humala. ¡Ya hay que parar esto!

Ya pasado todo este tumulto, creo que hay que dejarnos de mirar hacia dentro y observar lo que está pasando a nivel internacional.

Estados Unidos se encuentra en la disyuntiva de ampliar su capacidad de endeudamiento. Hasta hoy el Congreso de ese país, específicamente los republicanos, no habían dado el pase a una iniciativa para poder ampliar esta capacidad. ¿Qué es importante en todo esto? Que sin ese dinero extra Estados Unidos no podría cumplir con el pago de sus Bonos del Tesoro, es decir, de los documentos más seguros del mundo. La otra opción es que Estados Unidos diga que no puede pagar, o sea, default.

¿Estados Unidos default? Si pues, eso es lo que está pasando afuera y si eso sucede la economía mundial ingresaría a un escenario que nadie se imaginó, con la mayor potencia del mundo incapaz de pagar su deuda y con la otra mayor potencia del mundo, o sea, China, incapaz de cobrar el dinero que le ha prestado a Estados Unidos. ¿Problemático, no?

Ya algo adelantó el presidente de Colombia luego de la reunión de Unasur, y economistas como Eduardo Morón y Bruno Seminario también han dicho algo al respecto. Hay que cuidarnos de una próxima recesión gringa y mundial.

Comienza el trabajo en serio.

Foto: Congreso de la República del Perú.

lunes, 25 de julio de 2011

Un desconocido llamado José

Encontramos un hombre tirado en la calle. Liliana y yo habíamos salido a buscar un restaurante para cenar cuando en la cuadra siguiente a la nuestra vimos que alguien yacía sobre la pista. A su lado se encontraban sus anteojos y un poco más allá una bolsa con panes. Evidentemente se había caído.

Le preguntamos qué le había pasado, y comenzó a balbucear algo. Le entendí que la casa que teníamos al frente era la suya y que deseaba que le alcanzáramos sus anteojos. Se los alcancé y se los puse ya que él no atinaba a hacerlo. Al acercarme me di cuenta que el hombre había bebido, y que evidentemente su lamentable estado se debía a los efectos del alcohol.

Ya para ese momento había logrado sentarse sobre la pista y una vecina -que salió al vernos junto a él-  nos ayudó a ponerlo de pie. El vigilante de la cuadra también se acercó y nos dijo que hace unos momentos lo había dejado sentado en la vereda frente a su casa, sus llaves habían desaparecido y por ello no podía ingresar. Sólo le quedaba esperar a que una chica a la que le alquilaba una parte de su casa llegara para abrile la puerta.

El hombre me dijo que se llamaba José, al igual que yo, y que era funcionario de un ministerio. Al palpar sus bolsillos para buscar sus llaves no las encontramos pero sí hayamos pastillas contra la depresión. Me asusté un poco al pensar que podrían hacerle daño en combinación con el alcohol que le llenaba entonces el aliento.

Pero el vigilante nos dijo que no nos preocupáramos, que era habitual que el señor José llegara embriagado y buscara discutir con las personas. Pero no discutió con nosotros. Simplemente me apretó la mano -que sentía muy fría- y nos agradeció que nos hubiéramos acercado a ayudarle. Quería entrar a su casa.

«No puede señor, tiene que esperar a que alguien llegue con la llave», le dije. Siguió balbuceando, diciendo que quería entrar a su casa, que esa -señalando la pared verde limón frente a nosotros- era su hogar, pero que no había nadie ahí. Ningún familiar, ninguna esposa, o hijos que lo asistieran.

Estaba vestido con saco y corbata pero el polvo que lo cubría le infería un aspecto de desamparo. Su pronunciada calvicie, su bigote y sus anteojos me hicieron recordar la vieja imagen que tenía de uno de mis profesores de colegio. Quizás por eso me conmovio aún más su situación.

«Déjelo señor, ahí nomás», me dijo el vigilante. Su vecina ya se había retirado a su casa. Lo dejamos ahí, junto a su puerta, esperando que el vigilante lo cuidara en esa fria noche de invierno limeño.

En ese momento me dio miedo la soledad.

viernes, 6 de mayo de 2011

Un poco de humor

Sí, quizás lo haz visto mientras hacías tu colita en el Interbank, pero de todas maneras vale la pena volver a verlo. Una lección de humor sin palabras.


jueves, 21 de abril de 2011

Simplemente Cindy

No quiero escribir de política. Al menos no por lo pronto. Quiero escribir sobre Cindy, aquella rubia cachetona que conocí hace décadas y cuyo recuerdo me transporta a mis años de inocente felicidad adolescente.

Tenía pinta de 'loca', y quizás lo era un poco. Pero igual me gustaba. Sus cabellos rubios teñidos de rojo y azul me maravillaban y sus ropas que parecían no guardar un orden o lógica me fascinaban. Pero ¿cómo le puede gustar a alguien como yo una 'loca' como Cindy? Quizás fue precisamente eso, lo diferente en ella, lo que me atrajo, junto con esos maravillosos ojos achinados.

Años después confieso que la tenía en el olvido. Era parte de mi agradable pasado que, de vez en cuando, viene a mí gracias a algún suceso extraordinario. Me arrepiento de haberla abandonado.

Pero, navegando, tonteando por ahí, la encontré de nuevo. Jóven como en aquellos años en que la conocí y con toda esa agradable personalidad que me hizo desear ser también un poco 'loco' como ella.

Al oir nuevamente su voz volví a esos años de apagones, de hiperinflación, pero también de Cindy. Verla junto al Capitán Albano, a Nikolai Volkoff y a otros personajes que acompañaron esos maravillosos años me hizo recordar que a pesar de que el país era un desastre podíamos escaparnos a lugares remotos, a buscar tesoros, a cantar como estrellas de rock, y a sentir que estabas en el mejor lugar del mundo cuando te sentabas en una butaca de cine, frente a la tele o al lado de la radio.

La oí cantar y volví a sentirme como un adolescente tonto, soñando con lo inalcanzable.



Pero los años pasan.

Ahora Cindy es una "tía regia", y sigue cantando con esa preciosa voz que hipnotiza. La encontré nuevamente en Argentina, gracias a YouTube, y al verla me convencí que las chicas bonitas, con el tiempo, se convierten en mujeres bellas.

Y sigue siendo maravillosa.

jueves, 13 de enero de 2011

Facebook y política

Es ambicioso querer escribir sobre el gigante de las redes sociales y sobre ese otro tema tan complicado: la política. Y supongo que querer escribir sobre la relación que hay entre ellos también es igualmente ambicioso, pero podemos empezar simplemente por decir aquello que percibimos; y eso es precisamente lo que deseo hacer ahora.

Mi interés sobre esta relación se inició cuando vi como un amigo utilizaba su Facebook para expresar su malestar hacia un candidato. No sentí que fuera la clásica queja hacia un político sino mas bien una acción dirigida por una convicción política o, peor aún, por una consigna política. Sentí que su deseo no era quejarse sino dejar 'mal parado' al político que aludía para, de paso, resaltar la conveniencia de su candidato.

La sensación fue extraña pues me había acostumbrado a leer de mi amigo notas como "vean las fotos de mis hijos" o "maravilloso paseo con la familia", y no historias como "ese candidato nos quiere hacer creer que...". Surgió en mí nuevamente el cuestionamiento hacia la política como una actividad que parece transformar a las personas que conocemos en militantes convencidos de la necesidad de hacer lo necesario para que triunfe su candidato.

O quizás la política no los transforma, siempre fueron así, sólo que no los vi en su faceta de 'militantes' de una agrupación política. No lo sé.

Lo que sí sé es que me deja una rara sensación el ver ese tipo de posts políticos en los Facebooks de mis amigos. Obviamente no les puedo decir que no escriban lo que deseen en sus propio muros, hay libertad de hacerlo. Pero sí quisiera que en los meses que están por venir su espíritu político no se apodere de sus muros virtuales y los transformen en marquesinas políticas del candidato de su preferencia. Para ello los candidatos tienen sus propias páginas y medios.

Mi objetivo al ingresar a Facebook es enterarme de lo que mis amigos están haciendo, de lo que viven, de lo que viajan, de todo aquello que deseen compartir con sus amigos. No lo considero un espacio de convencimiento político. Por su puesto, ello no quiere decir que no apoyen abiertamente a su candidato, pero creo que la propia plataforma de Facebook nos da las herramientas necesarias (Páginas, Grupos) para hacerlo de manera ordenada y por separado de la información cotidiana de nuestros amigos.

Es tan solo una opinión.

lunes, 3 de enero de 2011

TRON Legacy

No soy precisamente un crítico de cine, así que lo que a continuación van a leer es simplemente mi opinión sobre la película que acabo de ver.

ADVERTENCIA: Si aún no haz visto la película no leas este post, es mejor que antes te formes tu propia opinión.



¿Ya vieron el trailer? Es bueno y atractivo, ¿no? Pero como ya aprendí desde «Guardianes de la Noche» -película que me hizo abandonar la sala- se pueden crear trailers muy fascinantes a partir de películas que no lo son tanto. Y creo que este ha sido el caso.

Sí, ya sé que me estoy metiendo con la secuela de una película de culto -que muchos adoran debido a que fue la primera en utilizar durante unos 20 minutos animaciones por computadora que fueron la sensación allá por 1982- pero creo que al fin y al cabo una película cumple su cometido si nos gusta. Y la verdad TRON Legacy me gustó sólo un poco; creo que me metí al cine con las expectativas demasiado altas.

Dicho esto puedo explicar ahora los motivos de mi desazón.

Primero, el argumento sigue algo flojo. No ví la película original pero pude recoger de sitios como Wikipedia algunas observaciones sobre las falencias de la historia. Al ser una secuela, y darse el trabajo de contratar al actor original de la primera cinta (Jeff Bridges) pensé que mejorarían el argumento, pero no lo hicieron lo suficiente. La trama te captura pero no te deja la misma sensación 'totalizadora' que una Matrix o Inception.

Segundo, creo que las escenas de lucha se hubieran visto mejor si se hacían en un plano más abierto y no en primeros planos. Es decir, sentí como si hubiera estado viendo la transmisión de una pelea de box en la que las cámaras enfocaban insistentemente los brazos de los boxeadores, sin permitirme ver una vista general (más abierta) de la pelea. Las escenas de lucha de TRON Legacy hacen un uso efectivo y adecuado de los efectos especiales, pero la forma en que han sido presentados me dejó algo perdido.

Y, finalmente, ya que hablamos de efectos debo decir que vi la película en 3D. En realidad, no fue una buena idea. La cantidad de efectos que se sienten en 3D es mínima, la mayor parte de las escenas apenas y muestran un fondo que se diferencia de los personajes, y nada más. Con verla en 2D no me hubiera perdido prácticamente de nada.

Por su puesto hay cosas a favor, tampoco soy tan negativo.

El argumento, aunque flojo, me gustó porque toca ese infinito tema que podríamos llamar de las "realidades paralelas". Me gustó el hiperespacio de Matrix y me gustó el mundo de los sueños de Inception, así que la realidad digital de TRON fue uno de los elementos que más me atrajo de la película.



Las estética también es bastante sugerente; una parte de ella se debe a la inquietante música de fondo creada por el dúo Daft Punk y otra parte a la cuota de belleza que Quorra (Olivia Wilde) le imprime a la película.

Pero bueno, como dije al principio, es mejor que ustedes mismos se formen su propia opinión de la película. Quizás me dejé llevar por mis expectativas. TRON Legacy es una película que se deja ver, y que entretiene.

Foto: TRON wiki (http://tron.wikia.com/wiki/Quorra)