Así transcurrieron algunas semanas; sin embargo, creí que lo más conveniente sería verificar por mí mismo si las percepciones que había leído eran certeras. Un conocido blogger, Renzo de El Vicio de Comer, había posteado un comentario negativo de su visita –el título de su post lo dice todo: “Yo le digo no a Don Belisario”– y un amigo, al que sí conozco en persona, me dijo que lo mejor que tenía el pollo de Don Belisario eran las papas. Estas opiniones iban a contrapelo de otras que podía encontrar en la página de Facebook de Don Belisario que sí eran positivas.
Tenía que ir.
Afortunadamente, debido al crecimiento de la cadena, se abrieron dos locales que me quedaban cerca a la casa. Uno es el que se encuentra en el pequeño triángulo conformado por la intersección de la Av. Universitaria, su auxiliar y la Avenida La Mar, cerca de la PUCP. Lo veía siempre que iba hacia Plaza San Miguel y pensaba “aquí es donde tengo que venir para verificar”.
Otro, más cercano aún, es el que abrieron más recientemente en la Av. Sucre, frente al Metro de Pueblo Libre. A este local lo veo siempre que vuelvo a mi casa, viniendo desde la Av. La Marina. De él pensé “Aquí sí vengo, de todas maneras”. Y lo hice.
Un día que mi delgada se animó a invitarme una cena le dije que quería ir al Don Belisario, y ella aceptó.
Con muchas expectativas en mi mente, ingresé al local de la Av. Sucre junto con mi delgada. Una anfitriona nos llevó a una mesa, tal y como sucede en Pardos Chicken. Las similitudes llegan hasta ahí. Ingresando un mozo muy atento –excesivamente atento, diría– se presenta y nos entrega las cartas.
Dado que no me gusta lidiar con los huesos, siempre pido una pechuga o el plato que más se le parezca. En la carta había una opción así que iba acompañada con ensalada y otro acompañamiento al escoger. No encontré papas fritas así que me animé a pedir unas papas horneadas con un poco de queso encima. Para probar.
Nótese la pobreza de la ensalada |
La porción de pollo era algo chica. Ciertamente, estaba bien condimentada y tenía un sabor agradable pero aun así creo que la del Pardos le gana por un par de puntos en tamaño y sabor. Las papas sí estuvieron muy buenas, y de hecho es lo que sacó cara por el plato; ahí recordé lo que me dijo mi amigo. Y bueno, la ensalada si fue lo que señalé en la encuesta que luego nos dieron como algo que debe cambiar. La ensalada era muy simple, demasiado, solo constaba de lechuga sin más sabor, un poco de tomate y un arito de cebolla, nada más.
Esta pobre presentación hace extrañar la palta, la zanahoria y todos los vegetales que uno puede encontrar en la ensalada que acompaña al pollo en el Pardos y en otras pollerías a las que he ido. La ensalada de Don Belisario es absolutamente prescindible. Claro que hay otras opciones de ensalada, pero la que acompaña al pollo es lamentable.
Quizás otro punto que se deba corregir es el exceso de cortesía del mesero. Uno espera un buen servicio pero tanta zalamería se siente artificial y fingida. Uno quiere que simplemente lo atiendan bien, nada más.
En general, creo que Don Belisario se encuentra, por lo menos en cuanto al plato que pedí, un par de puntos por debajo de Pardos, pero es una buena opción. Además, hay que decir que el precio con respecto al Pardos es algo menor, así que en alguna medida, si nos concentramos en el ‘valor’, diría que es acorde, EXCEPTO POR LA ENSALADA. La tienen que mejorar de todas maneras.
Creo que sí volvería, pero ya con las expectativas más reales con respecto a lo que uno puede esperar de la pollería. También lo haría para probar otros platillos pues puede que por ahí haya algo en lo que supere al benchmark que me he establecido.
Pero por ahora, eso no ha pasado.