El trabajo periodístico te puede traer muchas alegrías y penas, y algunas situaciones que se encuentran en medio de ellas. Las situaciones de este tipo no son pocas en nuestra actividad y creo que bien vale la pena recordar algunas. A continuación un caso que me hizo cuestionarme si una pregunta que hice fue muy aburrida.
Una siesta.
Bueno, era una tarde luego del almuerzo. Creo que eran las 3 pm, un momento complicado para dar una entrevista ya que las personas se encuentran amodorradas por la comida. Además creo recordar que ese era un día de primavera u otoño, pues la tarde era tibia y perfecta como para completar un escenario somnífero.
Había acordado, hace un tiempo cuando trabajaba en la revista, una reunión con un gerente de una conocida empresa. Llegué puntual y subí a las oficina de mi entrevistado -cuya identidad obviamente no voy a mencionar- para realizar una entrevista sobre un tema que ya no recuerdo. La secretaria me recibió amablemente y me hizo pasar a la amplia oficina del gerente. Era elegante y contaba con unos sillones de cuero en los que uno se podía arrellanar cómodamente.