La trascendencia de un dolor de muela se expresa en las cosas que dejas de hacer o que hacer a medias. El maldito dolor no te deja, se expande hacia tu cabeza y no te deja pensar, no te deja meditar sobre las cosas menudas de la vida. En lo único que piensas es en lo bien que te vas a sentir una vez que alguna buena mano te extraiga al doloroso bicho. Lo peor de todo es que es una muela sin mayor utilidad más que la de picarse y fregar, fregar cualquier cantidad.
Bueno, les deseo a todos los que padecen de esto -yo antes jamás pensaba en que me ocurriría a mí- que se sanen, que no dejen pasar el tiempo porque es peor. Y vayan al dentista, que cuando duele ya no hay nada que hacer más que la dolorosa extracción.