Hoy fue el día de la promoción de lo helados D'Onofrio. Temprano en la mañana, cosa inusual entre mis amigos, decidimos darnos un gusto aprovechando la tan publicitada promoción, pero, como muchos, no pudimos disfrutar de los benditos helados porque no había ningun triciclero con productos interesantes. Los que tenían eran los que costaban 1 sol o menos y con eso se armó el lío.
Twitter y Facebook se llenaron de comentarios negativos contra la promoción y también contra la marca. Creo que algunos escribieron aún con el dolor dentro así que tacharon a la promoción de "estafa" y de una burla. No quisiera pensar que una empresa seria haya cometido una estafa tan tonta, pero al menos sí sé que varios consumidores nos quedamos con la frustración de no poder adquirir un producto de la promoción.
No sé si a D'Onofrio le falló el cálculo de cuál iba a ser la demanda, o si, como algunos insinuan, muchos de los tricicleros se quedaron con los helados más caros para ganar vendiendolos luego a precio normal. Puede ser ese tambien el caso.
Lo bueno es que es la primera vez que veo en acción a las redes sociales, al Twitter e incluso la edición electrónica de un diario captando el malestar prácticamente en vivo y en directo. Eso nos dice que hemos avanzado en la forma de comunicarnos y de reclamar también. Indecopi y Aspec ya han comprometido su presencia en el asunto y creo que eso es una prueba de la potencia que ha alcanzado la web 2.0.
Incluso este espacio, este blog, es fruto de esa necesidad que muchos sentimos de comunicar cosas y actos tan simples como la imposibilidad de comprar un helado al precio prometido.