sábado, 14 de agosto de 2010

No es tristeza, es reflexión

No nos quisieron dar pena sino alegría. Los niños de la Teletón de este año aparecieron ahora en un spot comercial en el que usando los musculosos brazos del Capitán América ocultaban un par de muletas, o superponiendo un disfraz de escarabajo o submarino tapaban su silla de ruedas. Cambiaron así la expresión que naturalmente nos brotaría en el rostro por una sonrisa o quizás por una expresión de sorpresa. Luego una lluvia de aparente confeti nos revelería que el objetivo del esfuerzo era recordarnos que hoy era la Teletón.

Es un buen comercial, pero ello no nos debe hacer olvidar que detrás de él se encuentra una institución que todo los días tiene que lidiar con la tristeza. A la clínica San Juan de Dios acuden padres de familia que no cuentan con el dinero necesario para llevar a sus hijos a una clínica privada, y que solo se pueden dar el 'lujo' de gastar unos cuantos soles en la cura de sus niños.

¿Cuántos soles? Seis nuevos soles (2.11 dólares) por sesión. El precio de una entrada a un cine popular, de un sandwich en un local de precios medios, de seis pasajes en una combi; en general, una 'nada' en comparación con las cifras que mucha gente suele gastar en frivolidades.

Ya en plena Teletón Laura Borlini entrevistó a la madre de uno de los niños que aparecen en las imágenes del comercial, un chico que nació con daño cerebral, y al que tendría que llevar cuatro veces a la semana a la clínica para estimular su cura. En total tendría que gastar 24 soles a la semana en sesiones o un poco menos de 100 soles al mes para seguir con su tratamiento, y sin embargo, aquella pobre mujer dijo que durante seis meses interrumpió el tratamiento porque no tenía el dinero.

¿Te sientes triste ahora? No es cuestión de sentirse triste sino de reflexionar sobre la calidad de vida que deseamos como sociedad. La solidaridad no debe perderse como una de nuestras virtudes, el despegue económico no solo debe servirnos para estar mejor sino también para ayudar a los otros.

Confieso que no he hecho lo suficiente yo mismo, pero me alegra que estos momentos me hagan reflexionar en cuanto a mi participación en actividades solidarias. No debe ser solo la emoción del momento, sino parte de nuestra forma de vida. Y creo que todos los que lean estas líneas sabrán como ayudar a quien lo necesita desde sus respectivas actividades. No solo es cuestión de dinero, también lo es de nuestro tiempo, nuestras habilidades y de las personas a quienes podemos acudir.

Mañana ya no será la Teletón, pero estoy seguro que hay mucha gente en muchos lugares a los que podemos seguir ayudando todos los días del año, todos los años.