Con Carlos, al final del concierto. |
Hay crónicas muy vivas, que te transportan a la cancha del estadio de San Marcos y te hacen sentir incluso el calor de los fuegos artificiales que reventaron durante esa noche. Las palabras, las interjecciones me dicen que esos blogueros no solo saben escribir bien, sino que de verdad sintieron el concierto en el alma.
Y no es para menos. Los adjetivos que he encontrado en la mayoría de las crónicas van de “extraordinario” para arriba. “Hito”, “historia”, y todo sinónimo que pueda igualar lo que estas letras significan fueron usados para describir las canciones que escuchamos realmente asombrados ese día.
¿Estuve realmente ante un hito? Ya varios días después, puedo decir que sí fue un acontecimiento histórico.
Sin contar las dos llenadas de Estadio Nacional que logró Soda Stereo, creo que este ha sido el concierto más multitudinario que ha disfrutado Lima. Soda le gana en número de asistentes, pero creo que los argentinos –disculpa Antonio– no pudieron igualar el espectáculo que ofrecieron los gringos melenudos.
La potencia del sonido, las luces, la excitante pantalla supergigante fueron todos elementos que hicieron gritar a más de uno “CSM” cuando terminó el video de “ecstasy of gold” y comenzó a reventar la batería –en sincronía con las luces– de la primera canción de la noche: creeping death.
La verdad no soy un fanaticazo de Metallica, pero había que carecer de alma para presenciar ese violento pase de rock y no sentir “PM” en tu cerebro. «Estás delante de la historia. Sacude tu cabeza, grita. Éxtasis total», dice el blog Odio la Música.
Si lees esta entrada te darás cuenta que ya no es necesario escribir más sobre esa noche, este blog lo dijo todo, y lo dijo bien.
Sólo me queda aportar que «sí, yo también estuve ahí».
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