sábado, 3 de abril de 2010

GNR: pudo haber sido mejor

Hasta que por fin el sueño se había convertido en realidad. Guns and Roses, la banda que me acompañó en mis últimos días de colegio y los primeros de la universidad, tocaría en Lima. No me importaba que solo se tratara de Axl con un grupo de reemplazos -no era la Guns original- sino que escucharía en vivo la voz que me enloqueció con Sweet Child of Mine y Welcome to the Jungle, o al menos eso era lo que pensaba.

Las primeras alertas me llegaron a través del Facebook. Comenzaron a aparecer enlaces a noticias que describían a un Axl tardón y enemistado -por su comportamiento- con el público que deseaba oirlo. Leí que no solo llegaba tarde a los conciertos sino que incluso llegaba al país -en su avión privado- horas después de empezado el evento. Ello no era una buena señal.

Con Carlos decidimos de todas formas comprar las entradas y esperar que Axl se comportara un poco mejor en Lima. Al principio lo creíamos. Axl, a diferencia de otras ocasiones, ya se encontraba en el país mucho antes del concierto y ello nos tranquilizó un poco.

El día del concierto, como siempre, partimos un poco tarde. La primera sorpresa fue el pase por la primera valla de seguridad. Absolutamente, TODOS, teníamos que pasar por una única puerta, así que luego de esperar un poco (como se ve en el video) decidimos hacer la enorme fila y pasar la primera valla.

Ya dentro hicimos lo mismo con las otras barreras para finalmente llegar a tiempo para escuchar las últimas canciones del telonero que cerraba 'los previos'. Eso fue como a las 11 de la noche.

Esperábamos que Guns saliera como una media hora después, como a las 11:30, y calculábamos que estaríamos en concierto como hasta las 2 am. Pero nada.

La gente se comenzó a impacientar y empezó a silbar para que la banda saliera. Todo en vano, ya que el cantante no aparecía.

Ya molestos, decidimos quedarnos solo hasta la 1 am ya que no estábamos con el ánimo de quedarnos hasta el final del concierto.


La gente seguía silbando, conversaba, se tiraba a tomar una siesta, a comer, a hacer olas y a maldecir al cantante que hace 20 años adoraban.

Cuando Axl salió a las 12:30 am fue recibido con uno o varios botellazos que le hicieron parar el concierto para lanzar una advertencia.

No soy de los que tiran cosas, pero comprendo lo exasperados que pudieron haberse sentido los que lanzaron las botellas. Axl nos hizo esperarlo simplemente por que le dio la gana, y eso no lo hace un profesional que estima a su público.

Y puedo decir esto porque ello no ocurrió con ninguno de los anteriores conciertos a los que he asistido. Es más, las malas lenguas dicen que les pareció que en algunas canciones usaba grabaciones porque la voz ya no le daba. No me consta, pero tampoco lo descarto.

A pesar de todo, agradezco de esa noche el haber escuchado su "Do you know where you are? You're in the jungle, baby" como entrada a su Welcome to the jungle, y las posteriores It's so easy y Mr. Browstone, canciones que siempre le quise escuchar cantar.

Para cuando tocaron Knocking on Heaven's Door ya nos estábamos quitando, ya iban a ser las 2 am. También me perdí Sweet Child of Mine -la razón por la que fui al concierto-, y todas las que vinieron después. Me hubiera encantado escuchar Paradise City, pero para eso me hubiera tenido que aguantar el sueño hasta más allá de las 3 de la mañana, según cuentan.


De todos los conciertos, creo que este sería el único al cual no volvería, y creo que no soy el único. Sé que a otros les gustó, que su admiración pudo más que las horas de espera y que Axl sigue siendo el mismo de siempre. Lamentablemente no siento lo mismo.