miércoles, 2 de junio de 2010

Hace un año

Quizás suene muy trillado decirlo, pero ¡qué rápido que pasa el tiempo! El pasado jueves fue la fecha oficial del primer aniversario de CIO Perú y realmente me ha sorprendido que ya haya transcurrido un año desde que comenzó esta aventura periodística.

Ha sido todo un cambio. De escribir en una revista mensual pasé a un portal que se refresca diariamente y que lanza un boletín semanal en el que debo incluir algo así como un 'informe central'. Lo que hacía antes en un mes ahora casi lo debo hacer semanalmente, ha sido todo un reto y me ha servido para aprender a manejar mejor mi tiempo. Es más trabajo pero los rigores que impone la nueva periodicidad del medio no me ha afectado como pensaba. Quizás es porque disfruto de la ventaja del teletrabajo y me puedo alejar de los espantosos congestionamientos de las horas pico.

Recuerdo que antes debía soportar casi toda la longitud de la Av. Javier Prado para llegar a la revista en La Molina. Una vez a la ida, y otra a la vuelta. Y ello sin tomar en cuenta que casi todas las comisiones eran hacia San Isidro o Miraflores. Lo peor se produjo cuando Lima se encontraba en plena reconstrucción para el ALC-UE y luego para el APEC. ¿Recuerdan?

Gracias a Dios, esos días ya han quedado atrás. No solo por la culminación de algunas obras sino porque el teletrabajo me permite obviar, en muchos casos, el problema del tránsito.

A pesar de ello, en ocasiones, extraño esos largos recorridos. Alguna vez me animé a visitar a los chicos de la revista, y me volví a sentar en mi sitio y conversar con mis amigos como si aún laborara ahí. Fueron momentos que me hicieron sentir bien, pues en verdad la revista representó una parte importante de mi vida laboral, y los amigos que ahí hice una parte apreciada de mi vida personal.

Aún los veo, pero en sus casas. Ya no podré regresar a esa que fue la última oficina de la revista en la que yo trabajé. Mis amigos me han dicho que se han mudado a otro local. Ya no sería lo mismo, ya no podría volver a sentarme en "mi" sitio.

Con la revista pasé por tres mudanzas, siempre cargando con mis cosas, con mi PC, con mis papeluchos que sólo yo entendía. Algunas fueron más complicadas que otras, pero siempre nos llamaba la atención el saber cómo era el nuevo local, dónde nos tocaría colocar nuestro escritorio.

Todo eso se fue.

Ahora mi escritorio es mi casa. Me reúno con mi jefa para coordinar los contenidos y escribir los artículos. Ya hace un año de ello y siento como que recién comenzáramos, como si el tiempo no hubiera pasado desde la primera semana que nos reunimos y decidimos los temas.

Las reuniones son agradables, con una tasa de café de por medio y charlando además de cómo nos fue en nuestras vidas no profesionales.

He conocido más personas, más empresas y más formas de contar una historia. El entorno ha cambiado y también los amigos pero no me siento tan apartado como pensé que estaría cuando acepté teletrabajar. El Facebook y el Twitter me han servido para ello. Incluso he conocido extraordinarias personas a través de este medio, y no solo virtualmente sino en forma 'presencial', como se diría ahora.

Veo menos televisión y leo más blogs. Realizo entrevistas por el Skype y asisto a 'conferencias web', me nutro de lo que otros 'postean' y espero que otros hagan lo propio con mis contenidos.

Mi vida ha cambiado, pero no de la forma en que temí que pudiera pasar. Mi primer año ha sido maravilloso y por ello agradezco a todos los que han ayudado a que así sea.