viernes, 29 de marzo de 2013

Semana Santa

Cuando vi pasar la procesión frente a mi casa no me atreví a salir. Había mucha gente, era de noche y a los pocos años que tenía entonces sólo me quedó observar por la ventana. Cristo se veía agonizante, adolorido y los rostros de mis vecinos –de mis vecinas, especialmente– denotaban algo de tristeza. Creo que no entendía la devoción o al menos no sabía cómo encontrarla en esos rostros tristes.

No entendía tampoco porque habían matado a Jesús. Después de todo, no hizo nada malo, de acuerdo a todas las películas que había visto entonces. Jesús era el héroe que ofrendaba su vida por nosotros, pero yo no entendía porqué. Si hubiese muerto sacando del fuego a alguien, o hubiese cambiado su vida a cambio de que los romanos no mataran a los judíos lo hubiese entendido más fácilmente. Pero nadie me explicó.

Sólo cuando crecí y –hay que decir la verdad– me lo explicaron unos amigos evangélicos, comprendí el algo intrincado mecanismo que hacía que su muerte nos salvara. Entonces lo comprendí, y también entendí porqué no me habían explicado nada de chico: no lo hubiera entendido.

martes, 26 de marzo de 2013

La leva

Recuerdo que me encontraba en un autobús rumbo a Huacho por la carretera Panamericana para una reunión. Iba con unos amigos de la universidad cuando repentinamente sentimos que el bus se había detenido, luego de unos instantes unos soldados ingresaron al bus y mirando a los rostros me escogieron a mí y a otro chico. “Bajen”, nos dijeron.

El que daba las órdenes aparentemente era un sargento, o algo así, y sin esperar ninguna respuesta se bajó del bus esperando que lo siguiéramos. Cuando bajé me acerqué a uno de los soldados, el que más ‘cara de buena gente’ tenía y le pregunté qué podía hacer. “¿Tienes un documento o algo de que hayas hecho servicio?”, me preguntó. “Sí”, le dije, y volví a subir al bus para buscar en mi maleta mi libreta militar.

En Lima ‘algo’ me dijo que sería mejor llevarla ‘por si acaso’ y por ello la tenía conmigo cuando nos detuvieron. Bajé con mi libreta de la Marina en la que decía “Reserva Disponible” –había ingresado a la PUCP, así que por ello me exoneraron– y se la mostré al sargento.

sábado, 7 de julio de 2012

A mis profes

Recuerdo que durante una clase de literatura en el colegio mi profesor se ufanó de haber tenido de maestros a los más destacados literatos que podíamos mencionar. Mis compañeros comenzaron a lanzar nombres y mi profesor nos decía el curso que había llevado con él en la universidad. Yo no pude resistir el reto y pregunté por uno de los ‘maestros de maestros’: LAS.

“¿Luis Alberto?”, le pregunté. No fue necesario que dijera Sánchez, su apellido sobraba en el contexto de la conversación. Mi profesor me indicó el curso que había disfrutado con el maestro y entonces comencé a pensar cómo habría sido llevar una clase con LAS. Todo un semestre con el maestro.

En otra clase recuerdo que mi profesor de Historia dejaba a un lado el libro de texto que nos indicaba el colegio y cargaba bajo uno de sus brazos un conjunto de obras que tenía marcadas con papelitos. Las abría y nos pasaba a leer un párrafo o dos de “Los Doce Césares” o nos mostraba una foto antigua del jirón de la Unión llena de banderas extranjeras en los balcones y tomado por la tropas chilenas que ya habían entrado a Lima, durante la Guerra del Pacífico. “Nadie era peruano en ese momento en el jirón de La Unión”, recuerdo que nos dijo.

lunes, 18 de junio de 2012

El Jardín Secreto en Versalles

Cualquiera que me conoce sabe que la moda no es uno de mis temas de interés. Sin embargo, el video que recientemente Dior ha lanzado a través del portal YouTube, sinceramente, me ha cautivado.

Y no podía dejar de hacerlo. La combinación de imágenes en blanco y negro, y en color, muestran la fastuosidad de un palacio que deja impresionado a cualquiera. La estética de las imágenes es impresionante y debo confesar que la primera vez que lo vi me sorprendió. Lo observé con detenimiento varias veces y cuando lo encontraba como publicidad al buscar otros videos no me animaba a pulsar el botón que YouTube nos ofrece a los cinco segundos de reproducción para 'saltearnos' el comercial. Simplemente, me quedaba viéndolo.

Cuando dejé de encontrarme con él lo busqué adrede en YouTube. Ahí pude ver a través de los comentarios que no soy el único entusiasta con esta producción. Otros también comparten su asombro por el hecho de que un video de una marca con la que no guardaban relación los haya cautivado. Algunos atribuyen su atractivo a la locación del video (el impresionante Palacio de Versalles), mientras que otros lo hacen a la bien escogida canción que sirve de fondo a las imágenes: Enjoy the Silence de Depeche Mode. Una de mis canciones favoritas.

Creo, como lo hace un tercer grupo, que es la combinación de estos dos elementos más la maestría en la manufactura de las imágenes. Dior, Depeche Mode, Versalles. ¡Que tal mixtura!